Habían decidido que lo que querían por encima de todo era: Compartir.

Y así fue. Reunieron a toda su familia y amigos en La Tria, compartieron el antes, el durante y el después de la boda con ellos, en la psicína, en los jardines, en el antiguo cubierto de la Masía.

Compartieron cada sonrisa, cada lágrima de felicidad, cada gesto de amor, des del principio hasta el final. Compartieron ternura, compartieron lo que son.

No dejaron de repartir su pasión por el long, el estilo más rockero y los tatuajes, hasta tal punto que más de 25 invitados se pudieron tatuar allí mismo, el día de su boda.

Vestidas de Immaclé y con los ramos de Alblanc se dejaron ir, fluyeron y disfrutaron de la magia de cada momento.

Por suerte estaban allí Keisy&Rocky y hoy, además del presioso recuerdo de ese día, tenemos estas fotos que lo cuentan todo sin necesitar que nos enrollemos mucho más.