Organizar bridal parties siempre nos hace ilusión, pero cuando se trata de la bridal de Carla Hinojosa (@carlahinojosar), sabíamos que además íbamos a tener la libertad y confianza de hacerla como nos gusta: de arriba a abajo. El resultado se come por los ojos, por la piel y en este caso, ¡con las manos! ¡Así cocinamos la bridal de la que todos hablan!

Queríamos asegurarnos que su bridal fuera a superar hasta su mejor sueño. Las confesiones de su mejor amiga fueron claves: los mejores secretos de Carla, su comida favorita, su estilo, su idea y cómo había imaginado su boda

¡Manos a la obra!

El lugar. Tuvimos claro fue que una bridal a puertas de verano sólo podía celebrarse en la playa. Encontramos un rincón escondido en una pequeña cala de Caldes d’Estrach, cerca del espigón y a escasos pasos del agua. ¡Era el lugar ideal!

Las invitadas. Tenían que estar sus mejores amigas, las de siempre, las de verdad. Como no podía ser de otra forma, el equipo titular era de primera división. Entre sus amigas nos encontramos a Alex Riviere (@ariviere), Patricia Sañes (@coolhunterdiary), Alba Usart y Maria Costa de Travy.

La puesta en escena. Montamos una mesa baja y alargada, repleta de peonias, sus flores favoritas, cojines y alfombras de la nueva colección de la firma Calma House. Un sinfín de texturas, tejidos y colores. Vestimos la mesa con una vajilla blanca, con toques dorados y nude. Unos preciosos cubiertos de nácar con un estilo muy vintage, de Options, dejaron la mesa lista para empezar el show. No sin antes recibir a Raquel Benito, quien hizo todas estas fotos que hoy os compartimos.

La comida. A la hora de definir la gastronomía no pasamos por alto los gustos de Carla. Pequeños bocadillos de pan de cereales con pavo, brie, mermelada de arándanos y rúcula, mini briox de 5 semillas con salmón ahumado, creme fraiche y eneldo, y buñuelos de viento. Tampoco faltó el gazpacho de sandía por el que Carla tiene especial devoción, ni las frutas frescas. Servimos un cocktail tropical de lo más fresco usando una piña de bowl y rellenandolo de frambuesas, mango, fresas y moras, acompañado de zumos de coco, de melón y de kiwi. Para acabar, pequeñas y deliciosas tentaciones: Mini filipinos de chocolate blanco, galletitas ¡y unos donuts para chuparse los dedos!


Y lo más importante… ¡La novia! Carla llegó con un vestido de seda de Parosh, azul marino, unas alpargatas de Castañeda y complementos Rolex y de su propia tienda Brillant.


Como dice Vogue, ¡Así son las despedidas de soltera del futuro!